Los grandes personajes de la historia de Copiapó, abandonados en el cementerio.

• Las Adrianitas, animas milagrosas, devotos dan gracias por favores concedidos
• Sepultureros y vigilantes nos cuentan sus historias
• Deudos que dejan sus familiares y luego se olvidan

¿Cuándo moriremos?, nadie lo sabe, sólo sabemos que algún día el fin de la vida nos llegará, y a partir de ahí, la nueva casa de acogida de nuestro cuerpo será el cementerio, allí nos convertiremos en polvo, podrá ser un cementerio con más o menos adornos, como hoy, en el caso de los parques del recuerdo, donde personas con un poco más de alcance económico puede pagar por estos lugares, pero indistintamente todos llegaremos al camposanto. Erróneamente, muchas personas creen que el cementerio es un lugar de espantos, fantasmas y quién sabe cuántas cosas más. Más allá de estas creencias, quisimos indagar sobre nuestro cementerio su historia, los grandes personajes que han sido destacados por sus hechos en vida y que allí descansan.

Historia

El año 1820, existía en Copiapó y en gran parte del país, los cementerios parroquiales, donde los fallecidos eran sepultados dentro de los Monasterios, Iglesias y capillas. Sin embargo aquellos que no eran creyentes eran sepultados en algún sitio, o simplemente quemados. Esta situación no estaba ajena en Copiapó, fue entonces cuando el ecónomo de La Iglesia Don Manuel Antonio Matta, hizo construir en las faldas del cerro denominado Chanchoquin el cementerio público, el que concluyó en el año 1824. Posteriormente en el año 1847, El hacendado Don Luis Flores Fritis dona a la ciudad, el terreno donde esta emplazado el actual cementerio, esto nace de una urgente necesidad que tenía la comunidad Copiapina. El paso de los años y según consta en el libro I inciso 3 de la sesión Municipal del 5 de Noviembre de 1956, que señala: que el Vice Cónsul Ingles y el Norteamericano solicitaron a la Intendencia un lugar para construir el panteón de protestantes, por lo que se acordó fuera un terreno ubicado al lado sur del panteón católico, con esta determinación nace uno de los primeros cementerios disidentes fundados en Chile. En el año 1968, por acuerdo de una ordenanza de la época, toda sepultación que se realizara debía hacerse en la madrugada y hasta las 9 de la mañana, de lo contrario el fallecido debía esperar hasta el día siguiente y cancelar un 50 % más de lo habitual en el servicio. El cementerio fue administrado hasta el año 1968 por el servicio hospitalario, ya que con fecha 25 de Enero de 1982, bajo la ley 18096 es traspasado a la Municipalidad. Corría el año 1979, y por Decreto Supremo Nº 357 publicado en el Diario Oficial se aprueba “El reglamento General de Cementerios”.

Personajes de la Historia en el Cementerio

Sepultados en el cementerio de Copiapó, nos encontramos con grandes personajes que hicieron la historia de esta región. En este camino de búsqueda nos encontramos con la tumba de Don Pedro León Gallo, fundador del Partido Radical, José Joaquín Vallejos, destacado escritor costumbrista y minero, que popularizó el pseudónimo Jotabeche, Los valientes soldados Atacameños de la Guerra del pacífico, hoy trasladados al mausoleo ubicado en la Avenida Alameda. La madre del descubridor del mineral El Chañarcillo Flora Normilla, esta en el Patio Nº 2 en la bóveda de la familia Flores, desde el año 1868. Descansan los restos de quien donara el terreno donde esta emplazado el Cementerio Don Luis Flores Fritis, Don Pedro León Gallo Goyenechea esta sepultado en el patio Nº 2 sepultura Nº 99, José Antonio Carvajal, se encuentra en el patio Nº 2 sepultura Nº 10, fue Director del Liceo de Hombres de Copiapó, dejo un gran legado educacional, mientras fue Director, vio pasar numerosos alumnos por sus aulas, que luego tendrían una destacada participación en la vida cívica, política, intelectual y social chilena, y finalmente en el patio Nº 16 se encuentran los restos de algunas personas que fueron fusiladas por la llamada “caravana de la muerte”. El 30 de agosto de 1911, falleció el padre de la poetiza Chilena Gabriel Mistral, su cuerpo según consta en los libros de registro de la época esta enterrado en el Cementerio de Copiapó, pero aún no ha podido ser ubicado.

El abandonó de los grandes personajes de la historia Copiapina.

El Administrador del camposanto Juan Villavicencio nos cuenta él abandonó que existe de parte de la comunidad con los grandes personajes de la historia de Copiapó, el caso de “Jotabeche”, sino fuera por la atención de parte del cementerio su bóveda estaría en peores condiciones en que se encuentra, nadie lo visita. Sin embargo al lado de la Intendencia Regional se encuentra un hermoso salón que lleva su nombre, que se ocupa constantemente, aún más, ni los escritores Copiapinos se han preocupado de este personaje. Incluso, señala el Administrador del camposanto, se han realizado varios llamados a la comunidad sin que hasta hoy hayan tenido eco para asumir un compromiso con estos personajes y cita a José Antonio Carvajal, quien en vida fue el primer Director del Liceo de Hombres, en la actualidad lleva su nombre, de esto fuimos testigos al encontramos con una tumba completamente abandonada. Más adelante señala el Administrador, aisladamente algunos estudiantes se han acercado hasta la tumba de este ex educador con el objeto de hermosear, para ello se les han facilitado materiales pero hasta ahí queda todo. Esto, agrega, debe ser un compromiso de parte del Liceo, como comunidad educativa, “ellos ocupan el nombre de un personaje de la historia y no se hace nada”. Otro Caso de Abandonó es el que presenta la tumba de Pedro León Gallo, fundador del Partido Radical, no lo visita nadie, ni siquiera la gente del partido político que fundó.

Juan Millavicencio, nos cuenta que hay aparte de estar abandonados estos personajes de la historia Copiapina también mucha gente tiene abandonada las sepulturas y nichos de sus familiares fallecidos, indica, además, que por ley ellos más allá de la mantencion del cementerio no pueden hacer inversiones en sepulturas particulares. Contrario a ello hay mucha gente que tiene una preocupación en la cancelación de estas sepulturas, que además van una vez a la semana a realizar mantención y hermoseamiento. Esto permite que con los ingresos mantener el camposanto, contar con vigilancia día y noche para que no se produzcan desmanes, tener sistema de iluminación etc. No existe un sistema de cobro más drástico por lo tanto los ingresos no son muchos, a tal extremo que deudos han tenido expresiones como: “si esta muerto ya, vótelo a la fosa común”. A modo de estadística en los nichos hay sepultados sobre 15 mil personas. En el marco de los proyecto que se han realizado con la actual Administración Municipal, se han revisado las condiciones existentes y se propuso levantar los patios 16 y 19 que son temporales, previo a ello se están comunicando con familiares de los sepultados a fin de arreglar la situación. Por lo tanto en estos patios se procederá a la construcción de nichos en doble piso y contempla la reconstrucción de todo el perímetro del cementerio.

¿Cuánto cuesta sepultar a una persona?

En nicho anual 3.000 pesos, 9.000 la sepultura sobre tumba 22.000 mil pesos las bóvedas. El administrador dice que los fallecidos también necesitan un regalo, pues son muchas las personas que no cumplen con su deber de hacer estas cancelaciones y agrega, cuantas veces han comprado más de una vez en el año un regalo para un cumpleaños, santo etc. Por la misma cantidad de plata, por lo tanto los fallecidos también necesitan de un regalo. El cementerio es mantenido a través de los ingresos de los contribuyentes, pero también hay aportes Municipales que son precisamente en el mes de Octubre para realizar reparaciones con motivo del cada primero de Noviembre y lo otro es para la construcción de nichos.

¿Qué pasa con aquellos que no tienen el dinero para sepultura, son llevados a fosa común?

El Cementerio de Copiapó no tiene en la actualidad fallecidos en la fosa común, La gente indigente es sepultada en nichos y al cabo de tres años, la administración del recinto se preocupa que los familiares traten de dejar los restos en un lugar definitivo, en el caso que esto no ocurra estos restos son dejados en un nicho en espera que algún día llegué algún familiar a fin de recuperarlo.

La carroza

Se ubica en el costado izquierdo a la entrada del Cementerio, llegó a Copiapó en pleno auge de la Mina Chañarcillo, procedente de Francia, su estructura de madera pino oregón, fue testigo del traslado de muchos vecinos hacia el campo Santo, era tirada por un caballo de color negro de propiedad del hospital de Copiapó. Esta carroza prestaba dos tipos de servicio de primera y segunda clase. El de primera clase era posible cancelando cien pesos y consistía en que el cochero vestía traje negro y el caballo era cubierto por una capa de terciopelo y llevaba anteojeras. El servicio de segunda clase costaba cuarenta pesos y sólo el cochera vestía de negro. Finalmente la tercera clase era normalmente para trasladar indigentes, el cochero lo hacia con una tenida informal.

Vigilantes y sepultureros

El Cementerio de Copiapó hasta el momento no ha sido víctima de actos satánicos ni vandálicos, solo aislados robos como floreros y adornos, por tanto la tranquilidad de camposanto no es alterada. Existe presencia de grupo que muchas veces van vestidos de negros pero son previamente autorizados por la Administración del recinto y vigilados a distancia por los mismos cuidadotes. Entre ellos no hay presencia de grupos. Nuestro entrevistado Dennis Aguilar Astudillo, trabaja hace 4 años, se desempeña como nochero, nos cuenta que nunca ha tenido miedo y que no ha sentido nada extraño mientras realiza la ronda nocturna acompañado por su más fiel amigo sus perros. Señala que el camposanto en su segunda casa, la tranquilidad que existe en su lugar de trabajo es impagable, respeta mucho a las personas que están fallecidas, nos dice que cuando hay algún adorno que se ha caído de alguna sepultura él los recoge y lo devuelve a su lugar de origen, es más, agrega, cuando se realizan reducciones las hacen con todo el respeto que se merecen por ello “las animitas en vez de asustarme me cuidan”.

Las Adrianitas animas milagrosas

Cuenta la historia del cementerio que eran dos mujeres que fallecieron y que son milagrosas se encuentran en el patio 2 sepultura Nº 141, descansan los restos de Adriana Quiroga y Adriana Álvarez, ambas fallecida en extrañas circunstancias en el año 30, una en Copiapó y la otra en Inca de Oro, ellas en vida nunca se conocieron pero la muerte las unió. Son visitadas por muchas personas que vienen a pedirles ayuda, la sepultura esta rodeada de prendas, fotografías, lapidas de agradecimientos. Kalajan Valdivia 27 años soltera, siempre ha estado ligada al cementerio, desde pequeña acarreo agua, vendió flores y nos cuenta su experiencia con estas animas, para ella son completamente milagrosas, “se me han cumplido muchas cosas por ello vengo siempre a darles gracias”. Carlos Arraigada, músico, es otro fiel devoto de estas animas, reconoce que han sido su gran ayuda, les ha pedido trabajo y me lo han concedido, “a veces les pido que quiero a ver a alguien y de pronto llega a mi lado”. Carlos cada vez que se paga de su sueldo les compra velas y les agradece los favores concedidos.

Vino a buscar su amigo al cementerio

Entre las historias que aún recuerdan los funcionarios del cementerio de Copiapó tiene relación con un hecho ocurrido hace ya cerca de 40 años. Habían dos amigos inseparables, uno falleció y se apellidaba Barquin. Al enterarse el amigo de la triste noticia, al cuarto día de haber sido sepultado decidió ir a buscarlo al cementerio, fue así como entre llantos lo saco de su ataúd y lo cargo en sus hombros, el cementerio era custodiado por los militares quienes vieron pasar a este hombre pero no se imaginaron los planes que llevaba, sin embargo al darse cuenta el fallecido (Barquin) alcanzó a ser trasladado hasta la calle Atacama esquina Chacabuco. Según cuentan los funcionarios del camposanto durante mucho tiempo en esa esquina permaneció una mancha producto de liquido emanado por la persona muerta.